Subasta De Fotografías Sin El Permiso De Sus Autores


El último atropello conocido contra la fotografía y sobre todo contra los fotógrafos es el que pretende perpetrar la firma Soler y Llach, conocida empresa de subastas con domicilio en Barcelona y Madrid. Dicha empresa ha anunciado en su catálogo, correspondiente a la subasta que se realizará el próximo 24 de Noviembre, la inclusión de una serie de fotografías pertenecientes a un grupo de reporteros entre los que se encuentran Paco Elvira, Navia, Gervasio Sánchez, Carlos de Andres, Marcos González y Carlos Carrión,. entre otros.

Ninguno de estos autores ha concedido permiso a Soler y Llach para que comercie con sus imágenes. De hecho no se les ha comunicado en ningún momento que las fotografías o negativos  iban a ser subastados. Los archivos parecen provenir, aunque está sin confirmar, del periódico La Información de Madrid que se publicó entre el 1992 y 1994, por lo que la finalidad de tales imágenes  fue en su momento la publicación en la prensa gráfica, pero no la venta del soporte como objeto de coleccionismo. Por tanto cada uno de los fotógrafos es, sin ningún lugar a dudas, el legítimo dueño de los derechos de autor de los negativos, las diapositivas o de las copias reproducidas de los mismos, y en su caso de haber fallecido el autor lo serían sus herederos.

Puestos en contacto con la casa de subastas a través de Elisa Pavón lo único que se ha sacado en claro es que, el lote tiene 2 partes: la primera, la de Emilio ruiz Mouirin; y la segunda, un total de  más de 20.000 fotos entre diapositiva, negativos y reproducciones. Es un archivo completo, pero la casa de subastas no puede facilitar la procedencia, ni siquiera al comprador. Asi que los fotógrafos agraviados si desean obtener algún tipo de información deberán hacerlo a través de un juez, previa denuncia de los hechos.

De momento, en la página web de Soler y LLach se pueden ver los lotes que se van a subastar,
https://www.soleryllach.com/soler4/catalogo/d/0350-2/0417   y sus precios de salida. Todos ellos por supuesto sin que hayan sido autentificados por sus legítimos propietarios, los autores de los mismos.

En estos momentos en que el oficio de fotógrafo no es precisamente una tarea fácil y en los que algunas editoriales intentan beneficiarse de la situación pagando precios irrisorios por los trabajos realizados, e incluso se pretende exigir que los fotoreporteros firmen cláusulas renunciando  a sus derechos de autor, la noticia de la subasta es, en mi opinión, la gota que puede llegar a colmar el vaso.

Esperemos que los responsables de este desaguisado sean capaces de reconocer el daño que están haciendo y rectifiquen, o en su lugar se tendrán que tomar las medidas oportunas tendentes a impedir que dicha subasta se lleve a cabo, entre las cuales no estaría de más hacer llegar las irregularidades de la misma a los posibles interesados en adquir los archivos.

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